sábado, 18 de octubre de 2014

Probablemente, el mejor polvo de mi vida

El mejor polvo no es ni el más largo, ni el que más veces te corres, ni el que te deja con las piernas más temblorosas, ni el que te deja con menos respiración. NO.

Os voy a contar lo que probablemente fue el mejor polvo de mi vida y para ello nos remontaremos a cuando tenía 14 años. Y no, mi mejor polvo no fue con 14 años, así que seguid leyendo.

La amistad. Qué concepto tan bonito y abstracto. Nadie lo definiría de la misma manera, ni nosotros mismo definiríamos la amistad de la misma manera pensando en cada uno de nuestros amigos.


Tuve la suerte de conocerlo cuando yo tenía 14 años y él 17. Era el mejor amigo de uno de mis mejores amigos. Desde el momento que le conocí, sentí algo muy especial. Me hacía reír como nadie, me hacía pensar, nos pasábamos horas hablando, me enseñaba muchas cosas  y ante todo siempre me cuidaba y protegía como si fuera mi hermano mayor. Puede que yo nunca le mirara como a mis demás amigos, puede que no. Él a mí puede que tampoco. Ante todo, creo que nunca ninguno queríamos romper nuestra amistad, que era muy buena. Sólo una época cuando yo tenía 16 años caímos en la trampa de no aguantar las ganas y besarnos. Varias veces, varios fines de semana seguidos. "Sólo fueron besos", alguien diría, pero esos besos eran más que cualquier caricia o que cualquier contacto sexual. El no ir más allá lo conseguíamos controlar con bastante sensatez. 
Eso finalmente no acabó bien. Ninguno de los dos supongo que entendíamos qué nos pasaba ni dedicamos ni un solo momento a hablar del tema, e hizo que nos separáramos y dejáramos de vernos durante meses. 



Luego nos volvimos a poner en contacto y tan sólo con mirarnos a los ojos, todo volvió a ser como antes. 




Y así pasaron los años, de risas, anécdotas, lloros, miradas...
No puedo negar la cantidad de veces que tonteábamos y que acabábamos con conversaciones sexuales. Pero después de lo vivido, ninguno queríamos volver a perdernos. Siempre nos proponíamos quedar para resolver esa tensión sexual de años, pero si no era uno, era el otro, el que ponía freno a que eso pasara. 



Y todo estuvo controlado hasta un día de invierno de 2010. Yo ya tenía 22 años y nuestra amistad 8. Ese día, empezamos a hablar, la conversación derivó en sexo por la tensión que llevábamos años reprimiendo, y que si "te paso a buscar con el coche y follamos" y que si "vale, pero follamos y nada mas, ni besos, ni caricias, ni miradas o me enamoraré de ti" (algo que ninguno queríamos que pasara).

Y quedamos en 30 minutos, justo el tiempo para una ducha, vestirse y salir, y sobre todo tiempo para que no se nos pasara a ninguno lo cachondos que estábamos de pensar en poder follar con el otro por fin. 

Vino con su coche, bajé, risas nerviosas, "¿hablabas en serio?", "sí", "yo también". Acabamos aparcados en un parking a las afueras con gente, pero creo que ya ninguno de los 2 podíamos pensar con claridad. Nada más parar el coche, nos levantamos y nos fuimos atrás. Nos bajamos los pantalones, no el uno al otro porque ni nos mirábamos. Me puse de rodillas sobre él, nos miramos un segundo y dije: "por favor, no me mires", me sentía mal de estar ahí y a la vez con tantas ganas de por fin sentirlo adentro que fue uno de los mejores sentimientos contradictorios que jamás he sentido en mi vida.


Estaba TAN cachonda que no quería ni necesitaba preliminares, sólo a él dentro de mí. Bajé lentamente y me la metí dentro. No puedo describir lo que sentí... Estaba tan cachonda que en 3 embestidas yo ya me estaba corriendo. Él justo a continuación, me levantó rápido y se corrió. Con las prisas ni se había puesto condón. Menos mal que me levantó justo a tiempo.

Él me dijo que siempre tardaba horas en correrse, y yo ya lo sabía porque me lo había dicho alguna vez. La tensión de 8 años, resuelta en un polvo de 5 segundos. Y me da igual lo que penséis, fue increíble.

Después de ese ha habido muchos más, muy largos, con todo el sexo oral habido y por haber, pero NUNCA ninguno como el primero. Y os gustará saber que con la edad hemos sabido llevar muy bien la amistad con echar los polvos que nos ha dado la gana, sin prescindir de ninguna de las dos maravillosas cosas: amistad y sexo. Y no es lo que la RAE llamaría "amigovios", sino que somos amigos y sabemos cómo disfrutar juntos de muchas maneras, incluso en el plano sexual.

Contadme cuál fue vuestro mejor polvo.











No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog